Otro espacio. Laboratorio nómada.
Tres días previos al laboratorio, se envía a los interesados un link con un fragmento del ensayo “Lo oculto entre la lengua y el abismo, flota” escrito por Camila Fernández.
Este texto funciona como apoyo y a la vez detonante de una investigación que sondea la particularidad de los lenguajes y las formas de entrar en conversaciones.
Se hacen cuadernillos que se reparten entre los participantes. Asisten psicoanalistas, personas interesadas en el psicoanálisis, y otros que no saben a qué se meten.
El aula utilizada se sitúa en la Nueva Escuela Lacaniana de Psicoanálisis (NEL) en la zona 15 de la ciudad de Guatemala.
Se intenta interactuar con el Otro del psicoanálisis a través del juego y la experimentación con el texto.
Texto hablado, texto escrito, texto-imagen, la proliferación de imágenes a partir de un texto, la voz en el texto, el texto en la mirada, lo inexplicable de la lengua, el cuerpo que dice que habla, el discurso que no para de decirse, los lapsus linguae.
Se realizan ejercicios de escritura y lectura para ver hasta dónde nos lleva la imaginación a la que nos rendimos con insistencia durante las tres horas que dura el laboratorio.
Fascina la plasticidad de los conceptos psicoanalíticos.
Se discute a Sigmund Freud como detonante por excelencia.
Se escriben conversaciones imaginadas, se lee en voz alta el "Discurso de La Imaginación" de Louis Aragón, así como fragmentos del "Primer Manifiesto del Surrealismo" y las correspondencias de Hans Bellmer, entre otros textos.
Se abre el espacio para la experimentación y producción de conocimientos inesperados a partir de imaginaciones delirantes que se exponen y se manifiestan, ante todos, tal vez sin el consentimiento total de todos.
Territorio. Marco. Mesa. Espacio en blanco
Nos adentramos en la conversación a partir de la lectura de los textos La Poética del Espacio de Gaston Bachelard, Metafísica de la juventud de Walter Benjamin y El campesino de París de Louis Aragón.
Se presencia una proyección con fragmentos de películas: Ingmar Bergman, Alejandro Jodorowsky y Luis Buñuel son algunos de los cineastas elegidos.
A la espera de la aparición de la imagen poética, entre idas y venidas, cada participante elabora un diagrama en donde rizomatiza los conceptos que punzan a cada uno particularmente.
Se busca revelar las posibilidades que encubre cada texto para cada persona.
También se articulan las posibilidades que permite una determinada composición de textos, referencias e imágenes en cada uno.
Los participantes se distribuyen en el espacio, hay mesas dispersas, cada uno escoge una para presentar su diagrama; se escoge un lugar del espacio, una posición desde la cual se habla, se cuenta, se aproxima.
EL TEXTO EN EL ACTO
Se parte del texto automático.
Cada participante-investigador escribió previamente un texto, usando la herramienta de la escritura automática como modo de revelar otros juegos de palabras y frases que su juicio y su espíritu crítico se atrevían a descartar de antemano, demasiado deprisa.
El texto se enfocó en ser útil para la investigación personal en la cual cada uno trabajaba en ese momento.
Se trataba de ampliar y de amplificar conocimientos a través del recurso del propio inconsciente, a través de la observación de todo eso otro que escapa a nuestra percepción consiente; eso que vemos sin mirar, eso que oímos sin escuchar, eso que decimos sin querer o que queremos sin saber porqué.
Se trataba de dejar fluir al pensamiento parlante, de escuchar al murmullo, de confiar en las apariciones inesperadas; y no detenerse, no medirse, no criticarse, no corregirse, no intimidarse.
Cada texto fue leído en voz alta ante los otros.
Cada uno se distribuyó en el espacio, distribuyó a su público, desenvolvió a su cuerpo, hizo usos de la voz, de la mirada y de las manos, de una forma singular y diferente.
Se trató de pensar en el texto a través del acto de leer y del acto del escribir.
Se manifestó el texto vivo.
LAS ESTACIONES/ENMARCANDO/FRAMING
En el espacio se distribuyeron 5 estaciones diferentes.
Cada estación con sus instrucciones, invitaba a la persona a seguirlas y, luego, a escoger al azar uno de los 5 sobres puestos sobre la mesa que contenían preguntas inesperadas. Estas preguntas debían ser respondidas al terminar de realizar la acción de la estación.
Eran conjuntos de 5 preguntas diferentes colocados repetidamente en cada estación, que, por lo tanto, regalaron respuestas insospechadamente disparatadas sobre la misma pregunta.
Estación de un documental…
Estación con cartas del Tarot de Marsella…
Estación de una película…
Estación de una entrevista…
Estación “sala de espera”…
CUADERNILLO/JUEGO DE PORTADAS
Este juego lo inventamos un día, le pusimos “El Juego de Portadas”.
Se puede hacer con dos o más personas.
Se colocan todos frente a todos, en un círculo.
Cada quien recibe una hoja doblada por la mitad.
Cada quien empieza a plasmar sobre su hoja; cualquier trazo inspirado en cualquier cosa, o trazos muy definidos inspirados en materiales y conceptos muy específicos.
Y así comienzan a rotar las hojas, en dirección del reloj o en dirección contraria; da igual. Trazamos sobre las hojas que nos van llegando, y rotamos; trazamos, plasmamos y rotamos durante veinte o treinta minutos.
Cada hoja permanece 2 minutos con cada persona, y se vuelve a pasar.
Y así sucesivamente.
La idea es rotarla la mayor cantidad de veces, para así resultar con más portadas, inesperadamente conectadas y construidas.
Para empezar, todos parten de un punto cualquiera en la hoja en blanco.
Al terminar, se juntan todas las hojas a modo de cuadernillo.
El resultado: un cuadernillo de portadas disparatadas en el que resulta casi imposible reconocer los trazos propios.
Todo se regala a la gratuidad del texto que se regala a sí mismo.
Se hace uso del texto como imagen, de la imagen como texto, del texto como concepto(s) que abre a más imágenes, de la raya o forma como punto de partida, de cualquier punto como punto de partida, del desorden de lo inesperado, del azar, del anonimato, del colectivo, del tiempo y del espacio.
IMAGEN-TEXTO/TEXTO-IMAGEN
Se indagó en el erotismo como objeto de una contemplación poética. Se revisaron aspectos de la singularidad de cada ser, partiendo de reflexiones de Georges Bataille, “entre yo que hablo y ustedes que escuchan, hay un abismo, si yo muero tú no mueres, hay un abismo profundo…¿qué podría suprimirlo? Sentir en común el vértigo del abismo… Puede fascinarnos…es, en cierto sentido, la muerte… La muerte es vertiginosa y fascinante.”
Los participantes fueron fotógrafos (productores de imágenes) que investigaban, a través de sus imágenes, el cuerpo. Se les cuestionó sobre su manía de hacer imágenes, y se les pidió que no contestaran.
Se buscaba hablar de la imagen a través de la voz, del texto hablado.
Se les pidió que imaginaran el desdoblamiento completo de su persona, la fusión de ellos con algún otro, análoga a la del esperma y el óvulo…
También a ellos se les entregaron cuadernillos para que trabajaran sus respuestas y sus aproximaciones a través del texto, con el texto.
Se pensó y se repensó el recorrido del texto a la imagen y de la imagen al texto. “¿Cómo es posible que se produzcan infinitamente más imágenes a partir de un texto, y que se produzca texto infinitamente a partir de una imagen?”
Se revisó el objeto del deseo de la mirada a través de imágenes de Hans Bellmer.
Se conversó de las distintas manifestaciones del erotismo en la existencia; desde quitarse la ropa hasta la destrucción, a través de la operación erótica, de cualquier posible estructura en el comportamiento del ser.
Se profundizó en el concepto de obscenidad, en el de vida, en el de continuidad, discontinuidad, y en el de muerte. Esto a través de textos del Marqués de Sade, de Jacques Lacan y de George Bataille; haciendo uso de la conversación, de la entrevista, de la contemplación de escenas específicas de películas, como medio y como herramienta para ampliar y amplificar conocimientos e ideas de formas inesperadas.
Se expuso la importancia del texto en la producción de imágenes. Se experimentó el movimiento que va del reconocimiento al desconocimiento, al reconocimiento, de nuevo, para volver a desconocerse.